domingo, 28 de octubre de 2007

AUTOESTIMA....y otros condimentos.

Bueno, pues.... he recibido un par de cartitas, pero este dominguito compartirè con ustedes la primera de ellas, muy interesante, por cierto... Dice asì:

"Querida Fernanda:

Te escribo porque no me conoces y eso me da confianza para revelarte lo que siento, pues mis amigos constantemente se burlan de mi y no puedo contarles ya nada. Verás, estoy en una edad entre los 20 y 30 años y he tenido apenas un par de novias, pues tengo una debilidad.... me gustan las chicas obesas. Mi familia y amistades me critican duramente por eso. Las novias que he tenido, bastante abundantes de carnes, digamos; se sienten intimidadas por los comentarios tan desagradables que hacen mis padres, y las cosas que nos dicen mis amigos y la gente por la calle. No sè que hacer, a veces creo que lo mejor sería hacer caso a todo lo que me aconsejan y no volver a buscar una novia así, pero otras tantas me revelo y pienso, ¡es mi vida!, ¡que me dejen en paz!, ME GUSTAN LAS GORDITAAAASS...

Firma...

El Comalito.

(Te anexo fotos de mi ùltima novia, que me dejò por sentirse acomplejada...)"















Querido Comalito:

Antes que nada, te agradezco la confianza de contarme tus sentimientos, y SI, el anonimato ayuda mucho a abrirse y hablar. En cuanto a lo que me cuentas, el sobrepeso ha sido un tema polèmico a travès de las generaciones. Creo que lo mas preocupante respecto a esto es que representa un foco rojo para la salud. Una persona con sobrepeso tiende a padecer enfermedades que personas no obesas no padecen. Sin embargo, creo que el punto medular de tu carta es lo que respecta al autoestima. Vivì un caso como ese en mi familia y por ello puedo comentar lo que vi, lo que escuchè... y otro tanto que te contarè de mi experiencia personal en cuanto a autoestima se refiere.

Durante la mitad de mi vida pesè 48 kgs. (wow!... ¿enviadiada por las modelos prestigiadas?...¡noooo!!!). Fui la tercera de cuatro hermanos sanos, de los cuales, mi única hermana era una pequeña prospecto de miss universo desde los 10 años, y vivìamos en un conjunto de tres casas donde nuestros vecinos eran mis tres primas y un primo deportistas, sanos y hermosos. Muchas veces me preguntè en què momento iba a llegarme el desarrollo, ¡caramba!, ya era toda una quinceañera y como decimos en la costa NO VEIA CLARO!!... (es la fecha en que no veo claro, ja).

Fueron años y años de dolorosas comparaciones y comentarios de familiares, amistades y vecinos respecto a la GRAN diferencia entre mi hermosa hermana y yo. ¿Quièn no desea ser eternamente delgada y que los excesos de postres y tortillas no hagan mella en la cintura?... Pero durante la época del ligue, del romance, de la maravillosa juventud, ser literalmente un esqueleto era para mi fatal. Cuando cumplí 18 participé en una dinámica de sanación espiritual religiosa y obró un hermoso milagro en mí, pues empecé a valorar mi cuerpo por lo que hacía y no por cómo se veía. Entonces, con mi sueldo de esas fechas, compré un bikini blanco, yo, que jamás iba a la playa viviendo en este hermoso puerto, para evitar los comentarios de ... uuuyy, te veo las costillas. A partir de esa fecha, fui imparable. Me sentìa bien, me sentìa importante, finalmente me supe atractiva, lo que proyectan las personas seguras de sì mismas.

Muchos años después, de pie en la escalera de mi casa, cuan flaca era, recibì la visita de una hermosa gordita, hermosa en verdad, aparentemente llena de vida, con las costuras de los pantalones quejandose y amenazando con romperse escalòn tras escalòn, y la blusa, muy holgada intentado ocultar las tres "cinturas" que bailaban bajo la tela. Esa gordita, mi hermana querida, venìa devastada, deprimida por estar todo el tiempo a dieta, con ejercicios que la extenuaban y con un rompimiento romàntico reciente.

Esa mañana platicamos, y le contè cosas que ella jamàs imaginò.... Le contè que ese kilogramo que a ella le costaba sangre bajar, a mì me costaba sangre subir.... Que en todas partes hacìan comentarios burlones diciendo que no iba a poder amamantar a mis hijos, (no era para tanto per ya ven como podemos llegar a ser cuando criticamos...), que el dia de muertos adornaban mi casa colgandome en la puerta, que si mis padres ya me habìan llevado con especialistas para comprobar cuàl era mi enfermedad, ¡en fin!! Le hablé de la importancia que tiene lo que llevamos en nuestro interior, los valores que tenemos, lo grandes que somos por las personas que nos aprecian por nuestros ideales, por lo que brindamos a los demàs. Ese dìa vi en el rostro de mi hermana una luz de alegrìa, de convicciòn. Bueno, ahora la imparable es ella, y en verdad... ¡que atractiva es!, sus admiradores le envìan mensajes conmigo y me sorprende y hace feliz saberlo.

Comalito, haces bien en defender tus gustos, y haràs mejor en transmitir a esas personas que te atraen lo mucho que te gustan y el porquè.... Aunque suene a clichè... nada es tan importante como lo que llevamos en nuestro interior, ¡digan lo que digan y pesele a quien le pese!...

Ah, por cierto, dejè atràs los 48 kilos, y estar sentada ante esta pantalla ha contribuido mucho (que no se entere nadie)...

Beso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo soy el otro punto de esa cuestion. Soy una chica tambien entre 20-30 años, y me sobran kgs hasta para exportar. Y no me siento bien ni feliz por ello. De hecho, tengo que soportar insultos y comentarios de gente que no tiene sentimientos ni consideracion alguna, y eso porque? acaso no merezco ya respeto igual que cualquier otra persona? Es duro estar en mi situacion, hablo de mas de 40 kgs de exceso, y no por gusto, sino porque no puedo dejar de comer, pues utilizo la comida como via de escape a mis problemas. No soy bulimica porque no consigo vomitar lo ingerido, no porque no lo haya intentado muchas veces. Me siento fatal.